Hoy el viejo timón entona una
canción. El viento le acompaña. Es la misma que ayer, y que antes de ayer. Las
olas se agitan con bravura y golpean una y otra vez contra el casco, de forma
muy parecida a como sucedió a ayer, y
antes de ayer.
Llevo cuatro velas a babor
y dos a estribor,
Mares bravos, mares calmados,
Todos los he cruzado,
Avanzo con el viento
Voy cortando el mar
Qué le ocurre al viejo barco
Que está cansado de navegar
Navegando a más de cien brazas
Atrás he dejado
Tifones y huracanes,
piratas y damas,
Delfines que saltan
Y ballenas que cantan
Qué le ocurre al viejo barco
Que está cansado de navegar
Timón y Capitán juntos han visto el Mar
de Esmeralda, las sirenas que adormecían a los marineros, estrellas fugaces en
noches transparentes, tempestades terribles de olas gigantes, ballenas
cantarinas, polizones osados y princesas enamoradas.
Mas ahora en Timón el roble se tiñe
de ocre y su corazón de bronce se ha oxidado. Y Las manos que sujetan el timón llevan impresos los años, y los vientos.
“No nos cansamos del mar, nos
cansamos de navegar” –Le dice el Capitán.
La madera cruje, parece protestar.
Capitán comprende. No más aventuras, no más viajes. Vamos a recordar.
Una noche a la luz de la lumbre ambos
vuelven la vista a tras y recuerdan días pasados. Somos viejos ya- dicen- es
hora de dejar de navegar. Deciden partir al día siguiente en busca de un puerto
donde descansar.
Al día siguiente, Capitán deja que
Timón lleve él solo el barco mientras el azul cobalto que veloz corta la proa y
el viento frío y salado golpea su rostro.
Un faro a la vista y Un puerto
tranquilo. Al fin.
Al fin….
¿Por qué si es lo que ambos desean
sienten tal pesar?
Capitán y Timón se miran y sin
pronunciar palabra el viejo cascarón pasa de largo el puerto de los Recién
llegados a la mar, donde los nuevos y relucientes navíos sonríen ante su
futuro y su juventud. Aún no tienen historia
y les queda mucho mar. Timón les sonríe cómplice, Capitán alza su mano.
¡Adiós! Dicen ambos.
La madera cruje pero el alma se
mantiene. Y las manos recias vuelven a sujetar el timón virando rumbo un nuevo
horizonte. De nuevo un viaje. Un último largo viaje donde nada está escrito
todavía.
La última vez que los vieron
encaraban el viento, y la proa cortaba el mar con ansia como antaño.
Seguramente os preguntaréis hacia
dónde partían.
Algunos dicen que iban a reunirse con
los barcos perdidos, en el Mar de Casandra, y que buscaron un puerto donde
nadie hubiera llegado antes. Pero la verdad es que nunca se supo dónde fueron.
Su destino fue, únicamente, el mar.
Simplemente, los vieron desaparecer
en aquella línea donde el cielo se funde con el mar.
Y dicen que cuando uno mira fijamente
ese horizonte en las noches estrelladas antes de que la Polar alcanza su cenit,
el viento y las olas entonan de nuevo esta canción.
Llevo cuatro velas a babor
y dos a estribor,
Mares bravos, mares calmados,
Todos los he cruzado,
Avanzo con el viento
Voy cortando el mar
Te animo a que sigas escribiendo y disfrutemos de tus historias :-)
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