sábado, 30 de enero de 2016

El Cabezón


Hola, soy un pollito de peluche y esta es mi casa. Los otros peluches que están en la cesta son mis amigos: Josefo el cerdo,  Anatolia la jirafa, Benito el gato, Crispita la tortuga, Antontao el perro, Bolita el extraterrestre y, mi mejor amigo, Crispín el oso.

 


Julia es nuestra dueña: ella nos cuida y juega con nosotros.

 

Todos lo pasamos muy bien juntos, pero hace algún tiempo las cosas eran diferentes…

 

Cuando salíamos de la cesta para jugar, yo siempre me caía al suelo: como habréis observado, tengo la cabeza muy grande y me pesaba tanto que andaba dos pasitos y…cataclás!!! Al suelo el pollito.

 


Los demás se lo pasaban muy bien viendo como yo me caía…

 

-Venga, Cabezón, que casi lo consigues!!

-Miraaaa!!!! Estoy manteniendo el equilibrio…lalalllalaa!!!

- Jaaajjajajajajajajaja!!!

-Ooooh! Me caigo!!!

 

PLAS!!

 

-Eh! Cabezón, déjalo ya. Tendrás que vernos jugar desde la cesta, como siempre.

-Juguemos a ver quien corre más rápido, vale?

-Vale, vale!!!

 

Así que siempre me tenía que quedar sentadito, mientras los demás se escondían y corrían a toda velocidad por la habitación.

 


Un día se fueron todos al bosque y me dejaron solo. Aunque yo era gracioso, como era tan lento mis amiguitos no me podía esperar. Hasta Crispita podía derrapar tomando las curvas.

 

-Tú, quédate guardando la cestita, vale?

_Eso, jajajajaja!

 

Y todo por ser un pollito cabezón.

 

 

Cuando Julia entró en la habitación y me vio tan triste le conté lo que pasaba:

 


_Nadie me quiere porque soy un cabezón!

-Bueno, pues vamos a ver qué podemos hacer…

-Crees que podré caminar y correr como los demás?

-Quizás puedas llegar a hacer mucho más que eso, verás.

-Cómo?

-Pues muy fácil: con tus alitas!

 

Y entonces, empecé a hacer ejercicio todo el tiempo para hacer más fuertes mis alitas: saltaba a la comba, hacía flexiones…no paraba y los demás pensaban que me había vuelto loco:

 


-Mirad al Cabezón, está tonto…para qué querrá saltar tanto!

 

Pero yo me hacía día a día más fuerte.

 

-Qué haces Cabezón?

-Me estoy entrenando para ser el supercabezón.

 


Julia no me dejaba descansar: por la mañana a levantarse temprano y saltar todo el rato, hasta que un día…

 

ME SUBÏ YO SOLITO A UNA RAMA!!

 

Luego ya no paré de volar todo el tiempo, y nadie se volvió a reír de mí. Era el primero en las carreras, en el escondite y nadie más podía alcanzar las ramitas de los árboles.

 

Pero ahora el que se quedaba el último en los juegos era Crispín, mi amigo el oso, así que un día le dije:

 

-Crispín, me he inventado un juego muy divertido, quieres venir a verlo?

-Yo ya no soy tan rápido como tú, ahora puedes jugar con los pajaritos de verdad, y no con un oso de trapo como yo…

-Pues a mi no me importa y prefiero jugar contigo, somos amigos no?

 

Y entonces, con las cuerdecitas que utilizaba para saltar a la comba atadas a mis alitas, me llevé volando a Crispín por el bosque y fue tan divertido que ahora todos quieren probarlo!!

 

Y así fue como me convertí en el supercabezón. Y ESTE CUENTO SE ACABÓ!!!

 

 

 

 

 

 

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